sábado, 8 de diciembre de 2012

Cuando  no puedes más, cuando la impotencia se apodera de ti, cuando no encuentras ninguna rendija por la que asomar la cabeza y poder respirar, cuando te encuentras en esa situación, lo único que puedes hacer es estar en silencio y tragar.
Empiezas a preguntarte de que sirve intentar dar siempre lo mejor que tienes dentro de ti si, luego, la realidad no te recompensa. Entonces comienzas a pensar que a lo mejor el problema eres tu, que debes cambiar de actitud, que te debes exigir aún más, pero no, lo cierto es que cuando las cosas están de salir mal , la suerte no te acompaña y la soledad te va comiendo, lo único que puedes hacer es esperar a que aparezca un motivo por el que volcarse, por el que puedas dedicar  tus sonrisas y merezca la pena mostrar todo lo que tienes dentro.
En mi caso, los que tenía han ido desapareciendo y no sé que hacer para recuperarlos. Intento tener la cabeza fría, pensar que más pronto que tarde aparecerá una ráfaga de viento a mi favor que cambie un poco las cosas, pero no aparece. Me estampo diariamente con un muro, que probablemente haya forjado yo a base de autoengañarme, de darme falsas razones por las que "estar feliz", pero que, a la vez, es estrictamente necesario  para poder llevar el día a día medianamente bien. El problema aparece cuando me paro a pensar y ese muro desaparece mostrándome la realidad tal y como es, enseñándome lo que realmente tengo.
Por eso, a partir de ahora, lo que voy a hacer es empezar de nuevo, asumir la realidad con la misma frialdad que ella se muestra ante mi y no dar nada, no hacer nada, hasta que de una vez aparezca el motivo por el que merezca la pena luchar de verdad. Ya no tengo miedo a la realidad, no tengo miedo a estar solo, y voy a dedicarme a asumirla y a modificarla guiándome exclusivamente por lo que mis sentimientos me digan, sin atarme a nadie ni a nada, solo a una meta, que no es otra que reencontrarme de nuevo con mi verdadera forma de ser, con tratar de acabar con mi apatía y volver a  tener la sensación y la esperanza de poder volver a creer en las personas que me rodean.
Hasta entonces seguiré tragando, seguiré luchando a mi manera mientras disfruto de mi propio silencio.

1 comentario:

  1. Sólo quiero aclarar una cosa: te odio. Así es, como lo lees, en serio, eres capaz de escrbir sobre ti mismo en un momento determinado que refleja lo que vivo yo en el mismo momento. Muchas personas nos fallan a lo largo de la vida, al igual que nosotros las fallamos a ellas. No podemos evitarlo, es así. Pero aunque no lo queramos seguimos subsistiendo a base de esa esperanza a la que le negamos todo, porque pronto no necesitaremos ningún muro para escalar o que con un soplo de viento nos deje desnudos ante el mundo. Ahí será cuando seamos nosotros mismos, ésos quienes realmente somos, aquellos espejimos que están en nuestra cabeza pronto empezarán a moverse con nosotros.

    ResponderEliminar