Echo de menos aquellas mañanas en las que te despertaba con mis besos y podía susurrarte al oído lo mucho que te quiero, las extraño enormemente. Añoro el olor de tu pelo, el ver como robabas mi sudadera para no pasar frío y no te separabas de mi ni un solo segundo; quiero que cada mañana sea como aquellas, pues ansío con poder disfrutar de esa mirada que me desnuda por dentro cada vez que me despierto, cada mañana, pues, sin duda, los días amanecen de otra forma si te tengo a mi lado.
jueves, 11 de abril de 2013
Aquellas mañanas...
Hazlo, entra sin hacer ruido, sin que nadie se entere. Solo tú puedes curar el frío que desprende últimamente mi colchón. Porque te busca, porque te grita y pide mientras te pienso que vengas, que estés conmigo y podamos pasar la noche juntos para poder despertarme junto a ti.
Echo de menos aquellas mañanas en las que te despertaba con mis besos y podía susurrarte al oído lo mucho que te quiero, las extraño enormemente. Añoro el olor de tu pelo, el ver como robabas mi sudadera para no pasar frío y no te separabas de mi ni un solo segundo; quiero que cada mañana sea como aquellas, pues ansío con poder disfrutar de esa mirada que me desnuda por dentro cada vez que me despierto, cada mañana, pues, sin duda, los días amanecen de otra forma si te tengo a mi lado.
Echo de menos aquellas mañanas en las que te despertaba con mis besos y podía susurrarte al oído lo mucho que te quiero, las extraño enormemente. Añoro el olor de tu pelo, el ver como robabas mi sudadera para no pasar frío y no te separabas de mi ni un solo segundo; quiero que cada mañana sea como aquellas, pues ansío con poder disfrutar de esa mirada que me desnuda por dentro cada vez que me despierto, cada mañana, pues, sin duda, los días amanecen de otra forma si te tengo a mi lado.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)