domingo, 14 de agosto de 2011


Sabia perfectamente que poco a poco se estaba enamorando de él, lo notaba. Sus ojos parecían encenderse como cual vela cada vez que se cruzaban con los suyos, y yo, en medio, sentía como mi corazón bombeaba constantemente tristeza. Me di cuenta de que siempre habia vivido encarcelado dentro de su delicada sonrisa; conseguí salir por un tiempo, pero habia vuelto a caer al verla lejos de mí. El reloj parecía entrar en guerra con el tiempo cuando ella no estaba, ya que las horas se resistían a pasar torturando a mis sentimientos, que se desvanecían al ver como no podrían encontrar jamás la llave de su corazón, pues siempre se empeñaba en cambiar de cerradura. Traté de poner remedio a mi amargura, pero el llanto seguía riendose de mi sonrisa constantemente. Así, al saber que era imposible olvidarla, me propuse volver a decirla lo mucho que ansiaba con poder pintar su corazón con la acuarela de mi amor, mojando el pincel de mi alegría, en las lágrimas derrochadas en cada una de las noches en las que no pude dormir, por el hecho de pensar en su hechizante figura. Pero no me atreví. Sabía con certeza, que no me serviría de nada hacerlo y que me tendría que conformar, al menos, con verla ser feliz junto a otra persona; aunque eso me condenase eternamente a llorar en soledad, a seguir riendome a su lado.

lunes, 31 de enero de 2011

Maldigo la dichosa constumbre que tiene la suerte de aliarse con aquellos que no sienten nada. Hablo de los mismos que se toman la libertad de violar a las palabras que reflejan algún sentimiento, aquellos que mienten para aprovecharse y no sienten otra cosa que un inmenso ego y falta de respeto hacia aquellos que, realmente, si que saben sentir. Pero igual me equivoco y no es la suerte la que nos da la espalda a todos los que si sabemos querer, quizás sean las propias palabras las que lo hagan; quizás esten hartas de ser utilizadas por el engaño y por eso se nieguen a ser efectivas cuando son pronunciadas por los que verdaderamente valoran los sentimientos.
Pero en cualquier caso, lo que está claro, es que todas esas personas están muy equivocadas y aunque parezcan ser fuertes, su debilidad les acabará consumiendo junto con sus ganas de buscar la tan ansiada e inexistente perfección, porque no hay nada mejor que presumir de las virtudes, pero tambien de los defectos. En definitiva, que quede claro que solo buscan alcanzar la perfección los que se avergüenzan de sus defectos, y que la perfección no existe, puesto que desde mi punto de vista, en caso de existir, no sería nada más que el origen del fin de los sentimientos y conllevaría al exterminio del amor, pues nos enamoramos de lo bueno pero sobretodo de nuestros defectos y errores.